martes, 27 de diciembre de 2011

El toro bravo (VI)

                                       C U R I O S I D A D E S (I)

Pedro Valle


Hoy hablaremos de toros celebres en la historia del toro bravo, pero no por sus buenas faenas, sino por sus hazañas al margen de la fiesta.

Comenzaremos por un toro de la ganadería de D. Manuel Suárez Jiménez, de Coria del Río (Sevilla), colorado y un poco levantado de cuerna, de nombre “Caramelo”.

Se presento por primera vez en Madrid el 15 de agosto  de 1848, para luchar con un león y con un tigre. Para ello se colocó una jaula de hierro en el centro de la plaza, con un callejón entre ella y los chiqueros, para que “Caramelo” pasara de estos a aquella sin tropiezo alguno. Cuando se abrieron las puertas del chiquero y de la jaula y entró en esta “Caramelo” se produjo en el público un movimiento grande de ansiedad. El león esperaba agazapado. “Caramelo” se lanzó sobre él con ímpetu arrollador, le lanzó a los aires y al caer le corneó furiosamente, dejándole fuera de combate, sin que el rey de la selva se defendiera. El público se sintió defraudado en su interés, puesto que no hubo lucha. Seguidamente se soltó al tigre, y “Caramelo” lo embistió con verdadera fiereza, dejándole también maltrecho y herido. “Caramelo”, jadeante, fijaba su vista en los dos enemigos tendidos en la arena, luciendo su lustrosa piel y hermosa estampa avalada por la aureola del triunfo. Una ovación delirante estalló en honor de “Caramelo”.

En este espectáculo tan original se dio un caso de valor extraordinario. “Caramelo”, como toro bravo, no abandonaba a sus enemigos, no había manera de sacarle de la jaula. Ángel López (Regatero) entró en ella y lo consiguió toreándole con un capote. La ovación a Regatero, fue estruendosa. Cuando aún duraban los comentarios, a los pocos días, el 9 de septiembre, se anuncio la lidia de “Caramelo”, como poderoso aliciente para llenar la plaza, y en efecto, se llenó. Al reaparecer el celebre animal, estalló una enorme ovación. Tomó aquella tarde doce varas y mató a tres caballos. Al pasar al segundo tercio, por petición unánime del público, la Presidencia le perdonó la vida y ordenó la vuelta a los corrales. Nuevamente se le anunció el 11 de noviembre del mismo año, en una corrida en la que alternaban Julián Casas (El Salamantino) y Cayetano Sanz. Salió “Caramelo de los chiqueros con una guirnalda de flores en el cuello, y después de ser lanceado de capa por los diestros citados se le concedió el derecho a la vida y fue conducido nuevamente al corral en medio de una ovación.

Por fin llegó su última hora a “Caramelo”; fue en Bilbao al siguiente año. Ángel López (Regatero), el de la heroica hazaña del día de la famosa lucha, le mató pronto y bien, según las crónicas.

“Caramelo” alcanzó entonces, y le duro mucho tiempo, la máxima popularidad, realmente merecida por su historial.

Reportaje de la revista mes de febrero de 2000

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